Pincelada Monet.














Puente japonés fue la primera pintura que "copié" para estudiarla. Cuando la vi por primera vez tendría unos catorce años y sentí fascinación. Es un paisaje con "algo" idílico y perturbador.
En mi imaginación, este sería el puente de Oliveira y la Maga cuando más tarde leí Rayuela.
Me intrigaba la composición: desde y hacia donde se cruza el puente? Pensaba que el puente conecta el espacio de la realidad, el límite de la pintura en donde ya no hay pintura.
Si cruzo el puente, es a través de la experiencia del color y de la pincelada pero el puente no es lo real, el puente es la pintura misma. Es un espejo y una redundancia.
Este puente sin destino solo invita a la quietud, no a cruzar. A hacer con la realidad lo mismo que cuando se mira una pintura así.