Adorable: Al no conseguir nombrar la singularidad de su deseo por el ser amado, el sujeto desemboca en esta palabra un poco tonta: ¡Adorable!
Roland Barthes en "Fragmentos de un discurso amoroso".
Eso me pasa cuando pinto con su noble desliz, con su profunda oscuridad, el huidizo tornasol violáceo y su complicidad amorosa con el agua: ¡Adorable!